lunes, 1 de septiembre de 2014

Bailarina imaginaria

Afuera llovía. Las gotas resbalaban por los cristales empañados de su habitación. Ella descalza y de puntillas, jugaba a ser una bailarina profesional. Simplemente felicidad lo que su cara reflejaba. No necesitaba ni un día soleado, ni si quiera un tutu para meterse en su papel. Con el pelo desaliñado, y una simple camiseta larga, estaba resplandeciente. Sonreía.
De repente empezó a dar vueltas, y mas vueltas… El, sentado en la cama, la miraba y la dejaba hacer en su propia fantasía. 




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