domingo, 19 de octubre de 2014

Erase una vez un atelier...

Erase una vez un atelier, unas cuantas telas, un dedal y una aguja. Ah! Y algunos hilos también. Los hilos eran importantes. Mas de lo que ellos pensaban. Si, quizás fueran finos, pero podían ser muy resistentes si querían. Quizás estuvieran infravalorados. Aunque los que convivían con ellos, sabían que eran importantes. Habría que decírselo mas a menudo.
Las telas tenían sus días. A rayas, de lunares, de un solo color, jaspeadas, con texturas... Podías encontrar las que quisiera, pero al final sola una o en algunos casos, varias, serían las elegidas. 
La aguja hacía su trabajo sin inmutarse, no podía quejarse, era una mas. Eran un equipo. Aunque sin alguien que la cogiese para atravesar las telas y llevar los hilos, estaba pedida. Y eso es lo que pasaba cuando el modisto se iba a dormir. Cada uno pasaba a su rincón, a su huequecito dentro del atelier. Pero durante el día... Eso era otra cosa! En cuanto el sol entraba por las ventanas y aparecía el, todo cobraba vida y como si un cuento se tratase, empezaban un nuevo vestido. Erase una vez... 




Continuara...

lunes, 8 de septiembre de 2014

Sin perder el equilibrio

Hacía rato que había empezado a soplar el viento. Un poco mas de lo normal en aquellos últimos días de verano. El pelo le venía a la cara y daba igual que lo apartara para atrás con la mano. Pero acaso le importaba? Realmente le daba igual. Total, siempre andaba despeinada. 
Siguió caminando por el bordillo. Haciendo equilibrismo. Sin perder la concentración. Todavía le quedaba un poco para llegar al final de la calle y pensaba conseguirlo. Cerro los ojos. Aunque los abrió inmediatamente. Se podía caer. Pero y que? También le daba igual. Aunque prefirió seguir con los ojos abiertos. Quizás fuera mas fácil vivir con los ojos cerrados, pero ella dejaba los sueños para por la noche.
Cada vez el corazón le latía mas rápido. Sabía que estaba mas cerca del final. De conseguir aquella meta. Y aunque empezaba a avanzar mas torpemente sabía que podía conseguirlo. 
Llegó al final y bajo del bordillo de un salto. Tachán. Como si fuera una acróbata. Tiro un beso a su público imaginario y siguió andando. Una vez mas, había sobrevivido. Como hacía siempre. No era si no la vida, pura cuestión de supervivencia? Al menos ella lo enfocaba así. Día a día, para una noche llegar a lo mas alto. Si, una noche. Porque después de la noche llegaba la mañana, y con ello un nuevo comienzo. Hay quienes quizás lo viesen totalmente al contrario. Días que llevan a noches. Ella no. Se quedaba con su teoría de que las noches llevaban a los días. Y pensó en las ya conocidas palabras de Shakespeare: "Busca noches felices, para días felices".




lunes, 1 de septiembre de 2014

Bailarina imaginaria

Afuera llovía. Las gotas resbalaban por los cristales empañados de su habitación. Ella descalza y de puntillas, jugaba a ser una bailarina profesional. Simplemente felicidad lo que su cara reflejaba. No necesitaba ni un día soleado, ni si quiera un tutu para meterse en su papel. Con el pelo desaliñado, y una simple camiseta larga, estaba resplandeciente. Sonreía.
De repente empezó a dar vueltas, y mas vueltas… El, sentado en la cama, la miraba y la dejaba hacer en su propia fantasía. 




Libros inacabados

Era tarde y comenzaba a tener sueño. Mas que sueño, cansancio acumulado de todo el día. Se le empezaban a cerrar los ojos y bostezaba demasiado. Pero seguía. Solo unas páginas mas y acabaría con el. Le encantaba el libro que estaba leyendo, pero Morfeo se estaba apoderando poco a poco de ella. Y tenia todas las de ganar. Aquello no podía terminar así. Miró el reloj, y echo una ojeada a las páginas que aún le quedaban. Demasiadas? Cerro los ojos y se apoyo el libro contra el pecho. Y si no lo terminaba? Y si no lo cerraba por la última página? Sería un libro inacabado... Porque no? Así podría imaginar su propio final. O incluso muchos finales. Un final feliz, un final sorprendente, o incluso un final triste. No, triste no.  Y si algún día lo decidía, podía volver a esas últimas hojas y salir de dudas. Ver si su desenlace coincidía con el de aquellas últimas páginas. Aquellas últimas letras. Aquel último capitulo. 



Lluvia de Perseidas

Cuantas noches nos vamos a dormir sin ni si quiera observar el cielo. Sin mirar a las estrellas, sin encontrar la luna. Y cuando una noche nos sorprende un destello, antes de bajar la persiana, nos quedamos observando el cielo, la noche. Un nuevo universo se abre ante nosotros, pero lo que no nos damos cuenta es que lo tenemos mas cerca de lo que nos pensamos. Y en un abrir de cerrar de ojos un estrella mas luminosa y fugaz que otra. Corre, cierra los ojos, pide un deseo. Hoy las estrellas están rebeldes y se dejan ver mas que otros días. Quizás estén felices y bailen bajo la luna. Porque no? Bailemos con ellas. No pienses. Solo siente. Descalzate, nada de zapatos. Y porque no. Nada de ropa. Seamos unos hippies de la noche y que no nos importe nada mas que ese mismo instante. Mañana será otro día. Hasta entonces...